El cantaor toledano Diego Mejías nos presenta su primer disco. Y como su nombre indica, “No soy de madera”, nos muestra su verdad, enraizada en la jondura de su cante. Toda una declaración de intenciones envueltas en flamencura. Permitan que aclare que este disco es el resultado de un trabajo meditado a conciencia, cargado de nuevos aires, sin ojanas, solo la presencia del cante, el toque y las palmas, un capricho
de compases jondos, de corazón.
Diego Mejías, muestra su cante, ante su público y ante sí mismo. Un trabajo nacido de las entrañas, bajo la tutela de Jeromo Segura (Lámpara Minera 2013), que aporta su cante en ese soniquete gaditano por bulerías, y en las raíces de su tierra por fandangos. También acompañado por Álvaro Mora (Bordón Minero 2022), que mece la armonía más flamenca de la genealogía guitarrera entre compases y falsetas. A las palmas, Josué Segura y Momo.
El proyecto recae en la necesidad de expresar los sentimientos flamencos, las inquietudes sobre las raíces de un arte pulcro. Un arte que se desarrolla entre los sonidos negros de las minas, la jondura de las soleares o las seguirillas, o el compás gaditado, que, entre guajiras y bulerías, nos traen, de ida y vuelta, cantes como mariana y policaña. Sin dejar atrás esa marisma, condado y sierra de Huelva. Un disco sencillo desde la grandeza y la honradez, lleno de sonidos viejos y nuevos, desde la pureza que se lleva dentro.
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